Cada
vez más, cuando compramos un periódico o revista, algo que ocurre
cada vez menos, muchos nos preguntamos de qué van, nos preguntamos
si son realmente imparciales en las informaciones, independientes y
honestos o, como dicen algunos están comprados por las fuerzas
políticas y las empresas. Para quien no lo sepa, la prensa escrita
no vive del que compra su producto, tampoco la TV ni la radio. Viven
de la publicidad que aparece en sus páginas, lo que pagamos en el
kiosko apenas cubre los gastos de impresión y transporte. La empresa
tiene la obligación moral de velar por que los contenidos sean
ciertos, honestos e imparciales. La realidad, es que no lo hacen y a
pesar de que los directores de los medios creen que la gente es
idiota, el número de lectores desciende y y se desequilibra más la
balanza, quiero decir, el ratio monetario que entra en las arcas de
un periódico o revista es más publicitario y menos del ciudadano.
Esta circunstancia hace que tengan que rendir más pleitesía a las
empresas, dar explicaciones si se publica un artículo que daña los
intereses del que paga las nóminas. La reacción del pueblo es
lógica, critican al medio (recordemos el famoso “¡TE-LE-VISION,
MANI-PULA-CION! del 15M) y dejan de comprarlo, la reacción del medio
es razonable, trata de cuidar más la publicidad para no arruinarse,
despide periodistas, editores, fotógrafos y contrata expertos en
marketing. El resultado es previsible, el empeoramiento del producto,
se convierte en mediocre cuando no en un desecho y continúa
perdiendo clientes. Es la pescadilla que se muerde la cola. No voy a
animar o hacer propaganda pro prensa:
¡tenemos
que comprar más para equilibrar la balanza!
¡esa
es la solución! ¡los periódicos no tienen la culpa!
¡La
tenemos los lectores!;
pero
pensemos en algo, sin perder de vista que este no es el trabajo más
importante del mundo, ni mucho menos. Si los bancos que estafan y
pagan primas millonarias a ladrones, si las empresas que utilizan
niños y esclavos como mano de obra y los políticos corruptos y
dictadores hacen lo que hacen sabiéndose vigilados por miles de
periodistas honestos en el mundo, que pueden derribarles el
chiringuito con un bolígrafo, una cámara y una hoja de papel, ¿qué
ocurriría si desapareciéramos?
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