Mucha gente que me sigue
o, a leído mis comentarios en blogs, post en redes sociales, etc...
sabrá, que me encanta el diccionario, es uno de mis mejores amigos y
creo que debería serlo de cualquier comunicador.
Hace unos días, leía en
un post de una de las redes sociales, que hablaba de “Fotografía
documental de autor”.
Documental según la RAE:
1. adj. Que se
funda en documentos, o se refiere a ellos.
2. adj. Dicho de una
película cinematográfica o de un programa televisivo: Que
representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas,
experimentos, etc., tomados de la realidad.
Documentalista según la
RAE:
1. com. Persona dedicada a recopilar datos
biográficos, informes, noticias, etc., sobre determinada materia.
Autor/a según la RAE:
1. m. y f. Persona que es causa de algo.
Hay más definiciones de autor pero no vienen al
caso.
Para empezar, he
descubierto que los fotoperiodistas (palabra que tampoco existe en
español), estamos excluidos de la definición de la Real Academia
para documental, pero bueno, podemos aceptar que lo aplicable para el
cine documental o el documental de televisión es aplicable para la
fotografía documental, perdón por la redundancia. Lo que jamás se
podrá aceptar, aunque la calle lo intente es, que el blanco sea
negro, lo podremos llamar white, blanc, blank, bianco, pero siempre
será el color de la luz solar, no descompuesta en los varios colores
del espectro.
Continúo, ¿Persona que causa algo o inventa algo?
Es justo, lo que jamás debe hacer un documentalista o
fotoperiodista. Tengo la sensación, compañeros, de que las palabras
documental y autor no son compatibles, es más, se repelen como los
polos idénticos de un imán. Entiendo lo de fotografía de autor,
también entiendo, que el practicante de este estilo, fotografía de
autor, se vea atraído por temas documentales, dado que, alguien dijo
una vez y estoy totalmente de acuerdo que, “el hombre, es el mayor
espectáculo para el hombre”.
Realmente, tenemos que tener mucho cuidado con las
palabras elegidas para nominar las cosas porque, podemos confundir al
consumidor de fotografía, haciéndole creer que inventar cosas,
hacer posar a la gente tratando de simular que no posan, poner luces
donde no las hay, post producir hasta el punto del HDR y que los
cielos sean color turquesa, es documentalismo. ¡Amigos! El cielo no
es verde, es azul y a veces gris, blanco, rojo, rosa o naranja, pero
nunca verde. Si añades un flash en medio de la noche para poner tu
sello a una escena, estás manipulando la realidad. Utilizar el flash
“creativamente” es para el estudio y las bodas, en fotoperiodismo debería ser
imperceptible y si es posible, no usarlo nunca. Soy consciente de que
hay grandes fotos en la historia que tienen flash, todas son fotos en
las que se utilizó por necesidad. Me viene a la mente, el naufragio
en Fuerteventura de una patera, documentado por mi colega Juan
Medina, galardonada con un World Press Photo, sin flash, no había
foto y era necesario documentar lo que ocurría allí.
Tal vez, algunos piensen que soy demasiado
intransigente, otros dirán que soy muy clásico. Yo digo, lo único
que tenemos es nuestra honestidad, nuestra credibilidad, si la
perdemos ni siquiera tendremos trabajo. Nadie creerá lo que
contamos, nos compararán con el teatro o el cine de autor y tal vez
compren nuestras fotos en galerías.
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