Leyendo esta semana un
post de Carlos
Spottorno en el que habla entre otras cosas
(como suele ser habitual en él) de encontrar un nicho dentro de la
fotografía. He estado dándole muchas vueltas al tema de “vivir de la
fotografía”, me refiero a lo cada vez más difícil que resulta
esto. Encontrar un nicho.
Hace muchos años que se,
que fotografiar es algo que me gusta. Mi padre me regaló una cámara
compacta que llevaba atada con una goma debajo del sillín de mi
bicicleta cuando tenía 10 ó 12 años. Con el tiempo, ya en
Bachiller, alguien me dijo que se podía vivir de esto, que se podía
estudiar. Yo, era un completo desastre en el instituto, así que
cuando le dije a mi pobre madre que quería estudiar fotografía, se
descojonó pero luego, lo pensó y me concedió el beneficio de la duda e hizo el
esfuerzo de enviarme a la isla capitalina (para el que no lo sepa soy de una pequeña isla en medio del atlántico, La Palma) y pagarme los estudios.
Esto fue a finales del año 92, no había cumplido los 16 aún,
después de mis primeras clases en el Instituto Cesar Manrique, me dí
cuenta de que mi vida había cambiado para siempre, eso es lo que
quería ser. A mi madre le sorprendieron mis buenas notas, a mi no. En
un primer momento, supongo que como a todos los que empiezan, me
interesaba todo de esta profesión tan fascinante. Algún
tiempo después conocí a otras personas que dirigirían mi vida a lo
que soy hoy. Fran Pallero, Ramón de la Rocha y Daniel Santos, me
hablaron por primera vez de Robert Capa, Eugene Smith y James
Natchwey entre otros, recuerdo, que cuando les conocí, Fran acababa
de volver de China por encargo de la Agencia EFE, estudiaba
todavía pero hacía un tiempo que colaboraba con algunos medios. Yo
imaginé Asia durante meses. Este, sin duda fue otro punto de
inflexión en mi vida. A partir de este momento comencé a ver la
fotografía como una herramienta para conseguir algo y no como un
objetivo en si misma, comprendí el poder que tenía una imagen a través de
revistas, periódicos y libros como los resúmenes del World Press
Photo. En uno de mis cumpleaños me regalaron un libro aniversario de los 150
años de Associated Press y volví a soñar, esta vez con ser
fotógrafo de AP.
Bien, todo esto viene del
“nicho” del que habla Spottorno, yo, personalmente sigo pensando
igual que en el año 1992, es cierto que me gusta la fotografía, casi todas sus facetas,
me gusta aprender de otras disciplinas e intentar llevarlas, en la
medida de lo posible a mi terreno pero, esto solo es un pasatiempo
para mi, digamos que el periodismo es mi profesión, mi modo de vida
y la fotografía es mi hobby y no quiero buscar una alternativa,
respeto a quien lo hace, faltaría más, pero yo prefiero seguir
luchando.
Sigo creyendo que el fotoperiodismo es necesario, ahora más
que nunca, en estos tiempos tan revueltos, creo a pies juntillas que
ni ha muerto, ni va a morir, solo está en un proceso de adaptación
traumático debido a la mala gestión de los empresarios de los
medios, que no han sido capaces de colocar la responsabilidad y la
honestidad que implica dirigir un servicio público, por encima del
enriquecimiento personal. Pero también nosotros, los profesionales,
tenemos gran parte de culpa en esto, hace muy poco hablaba sobre esto con uno de mis mejores amigos, José Luis Cuesta. Nos quejamos de que los nuevos
regalan el trabajo o en el mejor de los casos cobran sumas ridículas,
que montan fotos, que se pasan con el photoshop, que son demasiado
activistas, etc... Pues bien, yo creo que los que estamos en la calle, los que pasamos el
mes pensando si llegaremos a final con dinero en el bolsillo, los que
estamos sometidos a este estrés desde mucho antes que la crisis
golpeara a todo el mundo, con equipos de miles de euros, con vehículo
propio, móvil, internet, cuotas a la seguridad social,... debemos,
tenemos que sacar tiempo para enseñar, aconsejar a esta gente que
trata de incorporarse a este trabajo. Nadie les ha dicho nunca como
se hacen las cosas. En España hay cientos, posiblemente, de escuelas
de fotografía, pero ¿cuántas enseñan fotoperiodismo? Y de las que
lo hacen, ¿cuántas tienen profesores que hayan vivido la calle de
verdad, con experiencia en periódicos y/o agencias? Se, que alguna
de ellas invita a algún fotoperiodista de verdad a dar una charla de
una hora una vez al año y poco más.
La conclusión a todo esto es,
que debemos abrirnos, aconsejar, regañar si es necesario, para ir
pasando el testigo a las nuevas generaciones, para que el
fotoactivismo, el photochopismo y la dirección cinematográfica no
se confundan con el fotoperiodismo o con el documentalismo. Una vez
que consigamos hacer esto, los que están llegando podrán elegir
quedarse a nuestro lado, en este nicho o elegir cualquier otro, hay
muchos, probablemente no se harán ricos en ninguno pero al menos
sabrán para poder definirse.
Hablando de nuevos nichos
en la fotografía echen un vistazo a esto, vale la pena.
2 comentarios:
Arturo, me ha encantado tu reflexión. Estoy contigo, aunque estemos tan lejos el uno del otro. Ojalá que algún día haya buenas universidades de periodismo en las que el fotoperiodismo sea esencial. Un beso.
Sol
Creo que sería un paso enorme para esta profesión, yo estaría ahí el primero para matricularme. Podría significar el principio de grandes y positivas cosas, como la creación de un colegio que pudiera imponer unos precios dignos-mínimos por encargo. Con el tiempo, empezarían a desaparecer el típo de fotógrafo (que no lee el periódico porque no le interesa) y a incrementarse el número de periodistas que trabajan con una cámara y no con un bolígrafo, que es lo que somos los fotoperiodistas.
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